domingo, 3 de agosto de 2008

QBVII , ( la sinrazón), junio 20, 2005

Desde el sábado pasado estoy tratando de hablar del personaje del médico Kelno y la sinrazón de su comportamiento, cruel y discriminatorio, con los judíos encerrados como él en un campo de exterminio. La mayoría de los cuales, como él, eran también polacos. He releído varias páginas y algunos capítulos con este mismo fin. Ha llamado mi atención un dato, para mí- tan o más incomprensible, o inverosímil, que el comportamiento de este sujeto de ficción creado por León Uris. Me explico:En las primeras páginas de la novela, se nos cuenta del historial del médico polaco durante la SGM y cómo, recién terminada ésta, (páginas 15 al 18 y 22) huyó de Varsovia. Para más tarde, en Monza(Italia), ser objeto de investigación por su posible colaboración con la Alemania Nacional Socialista por una comisión interna. Dicha comisión estaba compuesta por miembros de la misma facción política nacionalista a la que pertenecía Kelno, llamados "polacos libres" . Y fue absuelto. En resumen, la ficción nos refiere cómo este sinvergüenza criminal podía haber rendido cuenta por sus crímenes en su momento, pero “los suyos”, los nacionalistas polacos - sólo porque era uno de ellos, lo impidieron, movilizando testimonios y certificaciones falsos a su favor y soslayando así sus infamias.Menos mal que estamos leyendo una novela, es decir, ficción y esperamos esté muy lejos que tal canallada se dé en la realidad. Aunque mis dudas tengo cuando lees de tantas y tan arbitrarias disposiciones judiciales , de ayudas , subvenciones, premios literarios, y hasta de titulaciones universitaria dadas por razón única y exclusiva de ser sus destinatarios tan " nacionalistas" como los miembros de los jurados , tribunales, universidades , etc. que los conceden.¡Qué triste Señor!

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Este blog es el medio de expresar mis particulares reflexiones e ideas sobre la realidad que me rodea, así como las sugeridas por la lectura de libros y artículos de prensa. No es crítica literaria, no tengo conocimientos para ello. Expongo , tras muchos esfuerzos, lo que mi corazón me dicta. No es mi intención la de ofender ni herir a nadie. Tampoco, pues, me gustaría ser objeto de heridas u ofensas por discrepar con mis particulares opiniones y gustos.