Con lo del Carmelo, Barcelona ofrece la imagen de lo que ocurre y se da en Cataluña. Se evidencia la existencia de dos visiones distintas, la oficial o de los políticos y la de los ciudadanos comunes- ya comentadas- , y también la de catalanes de primera, de segunda y hasta de tercera clase.
Los de "primera" tienen en la clase política, de cualquier color o ideología, buena representación.Son unos pocos y según el libro "L'oasi catalá", de los periodistas Pere Cullell y Andreu Farràs, se concentran en unas cien familias cuyos miembros, desde el XIX y "por fuertes que fueran los vientos" según cantaba Roberto Carlos en una de sus melodiosas canciones - se han mantenido en el poder. Entendido éste en su más amplio espectro, es decir, político, económico, cultural, social e incluso religioso. Están todos vinculados, bien por parentesco de sangre o familiares comunes, negocios, estudios en los mismos centros y por los escogidos círculos en los que han alternado desde la más tierna infancia. Sus apellidos se entrecruzan y suenan en casi todos los ámbitos de la sociedad catalana en lugares de privilegio. Son políticos relevantes, banqueros, prestigiosos profesionales, grandes empresarios, alto clero...en fin, se reparten bien el pastel y a todos les toca sabrosa guinda.Pueden expresarse, perfectamente, en cualquiera de las dos lenguas habladas en Cataluña, el catalán o el castellano. Durante el franquismo hablaron en castellano, buen castellano. Luego, llegada la democracia, han sustituido el bilingüismo por el monolingüismo catalán y muy especialmente en el ámbito oficial y de la administración pública en que sólo se habla esta lengua. En el ejemplo de Cataluña , concluyendo, W.Pareto tiene una buena demostración de su teoría sociológica sobre las élites o clases dominantes y sus vinculaciones como explicación de su perpetuación en el poder.
Los de "primera" tienen en la clase política, de cualquier color o ideología, buena representación.Son unos pocos y según el libro "L'oasi catalá", de los periodistas Pere Cullell y Andreu Farràs, se concentran en unas cien familias cuyos miembros, desde el XIX y "por fuertes que fueran los vientos" según cantaba Roberto Carlos en una de sus melodiosas canciones - se han mantenido en el poder. Entendido éste en su más amplio espectro, es decir, político, económico, cultural, social e incluso religioso. Están todos vinculados, bien por parentesco de sangre o familiares comunes, negocios, estudios en los mismos centros y por los escogidos círculos en los que han alternado desde la más tierna infancia. Sus apellidos se entrecruzan y suenan en casi todos los ámbitos de la sociedad catalana en lugares de privilegio. Son políticos relevantes, banqueros, prestigiosos profesionales, grandes empresarios, alto clero...en fin, se reparten bien el pastel y a todos les toca sabrosa guinda.Pueden expresarse, perfectamente, en cualquiera de las dos lenguas habladas en Cataluña, el catalán o el castellano. Durante el franquismo hablaron en castellano, buen castellano. Luego, llegada la democracia, han sustituido el bilingüismo por el monolingüismo catalán y muy especialmente en el ámbito oficial y de la administración pública en que sólo se habla esta lengua. En el ejemplo de Cataluña , concluyendo, W.Pareto tiene una buena demostración de su teoría sociológica sobre las élites o clases dominantes y sus vinculaciones como explicación de su perpetuación en el poder.
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