miércoles, 11 de febrero de 2015

Así avisó por carta Hacienda a los españoles de la 'lista Falciani' en 2010

Así avisó por carta Hacienda a los españoles de la 'lista Falciani' en 2010 



Copio y pego párrafo de la información facilitada por cincodias.com, por entenderlo muy significativo y, principalmente, esclarecedor, porque evidencia la doblez practicada, en el inmediato pasado de este país por los que entonces lo gobernaban, es decir, los socialistas del PSOE, al frente de  cuyo Ministerio de Economía y Hacienda estaba Helena Salgado, ahora consejera de una eléctrica chilena.





"El entonces Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero recibió el 24 de mayo de 2010 el listado de contribuyentes españoles con cuentas opacas en la filial suiza de HSBC a través de las autoridades francesas que, a su vez, lo obtuvieron directamente de Hervé Falciani, el informático y empleado de la entidad financiera que sustrajo los datos de miles de clientes de todo el mundo con cuentas numeradas. Con los nombres encima de la mesa, Hacienda rechazó en un primer momento abrir una inspección o comprobación tributaria y, en su lugar, recurrió a un proceso de gestión tributaria de control que implicó informar a los contribuyentes afectados e instarles a regularizar. La diferencia es muy importante. En el caso de la apertura de una inspección, los afectados podrían verse inmersos en un proceso penal por delito fiscal y enfrentarse a penas de cárcel. En cambio, el requerimiento que envió la Agencia Tributaria excluía cualquier pena de cárcel si los afectados seguían las instrucciones, regularizaban su situación y presentaban una declaración complementaria completa y veraz. Así lo hizo, por ejemplo, el que fuera presidente del Banco Santander hasta su fallecimiento en septiembre del año pasado, Emilio Botín.

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Este blog es el medio de expresar mis particulares reflexiones e ideas sobre la realidad que me rodea, así como las sugeridas por la lectura de libros y artículos de prensa. No es crítica literaria, no tengo conocimientos para ello. Expongo , tras muchos esfuerzos, lo que mi corazón me dicta. No es mi intención la de ofender ni herir a nadie. Tampoco, pues, me gustaría ser objeto de heridas u ofensas por discrepar con mis particulares opiniones y gustos.